Quinta Angustia

Con precedentes literarios en los Trenos, Plantos o Lamentaciones, la mística germánica y el arte de principios del siglo XIV alumbraron un tema iconográfico que perseguía mostrar un dramático contraste entre el instante en que María acunaba al Niño en Belén y aquel otro cuando, una vez descendido de la Cruz, recibía a su Hijo nuevamente entre sus brazos. Numerosas Piedades medievales abundarían en esta idea de la que San Bernardino de Siena se hace eco, al acusar una notable e ingenua desproporción entre las figuras de la Madre y Cristo, este empequeñecido a propósito casi hasta el tamaño de un niño. No en balde, el tema de la Virgen de Belén que contempla con melancolía al Niño que retoza ajeno a su destino, llegó a equipararse desde la mirada barroca a una prefigura plástica y casi “evangélica” de la iconografía analizada; sobre todo, a partir de la obra de Alonso Cano, Pedro de Mena y sus seguidores.

La representación del grupo escultórico de la Quinta Angustia (1500-1520) es una iconografía de la Lamentación. El conjunto es anónimo del siglo XVI pero con claros cánones goticistas. Su tamaño es menor al natural. Sufre una modificación importante a comienzos del siglo XIX de manos de Miguel Márquez García, a quien se le atribuye según historiadores la coautoría del conjunto, adaptándola a las tendencias del momento, siendo que, además de restituir la cabeza de la Virgen, el artista reformó la disposición original de las tocas y pliegues del manto y policromó de nuevo el grupo escultórico. Por su parte, la huella de los figurines de la moda neoclásica se percibe en el ceñidor que sujeta, por debajo del busto, la túnica de la Virgen. La “renovada” fisonomía de la Virgen pasa por ser el signo más evidente del proceso, al mostrar los grafismos inconfundibles del ideal femenino de Miguel Márquez, plasmado en sus Dolorosas. Pese a todo, la Quinta Angustia siguió manteniendo su concepción prístina como relieve de bulto redondo ideado para un retablo, por lo demás visible en la planitud de la parte posterior. Actualmente no procesiona pero, al tratarse de otro de los titulares de la Cofradía, recibe culto interno tanto en el Triduo anual de Cuaresma como el último domingo del mes de septiembre

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