El trono de la urna es de estilo rococó, magnífica obra tallada en madera dorada por el antequerano Miguel Rodríguez Guerrero en 1773 y dorada en 1791 por Gregorio de Alcóbar. En este mismo año, Miguel de Carvajal, hijo de Andrés de Carvajal, talla la chiquillería de ángeles que adornan el trono y que portan los elementos de la Pasión de Cristo. Posteriormente, trabaja también en dicho paso Francisco Palma Burgos en 1939 que talla los ángulos y frontales que sustentan la urna. Más tarde, en 1943 J. Navas Parejo, perfila, termina y mejora algunos detalles de la obra que hoy conocemos.

Como muestra de devoción que han tenido estos sagrados titulares, poco antes de la salida fruto de la reorganización de 1988, se presentó D. Juan Rubio Fernández, hombre de avanzada edad que había sido hermanaco del paso de la urna, tiempo atrás, queriendo volver a portar el trono, después de llegar andando desde su vivienda en la carretera de la localidad vecina de Valle de Abdalajís.