Bosquejo Histórico: La última salida procesional
Aquellos que hayan tenido interés por acercarse a la historia contemporánea de la cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad, Quinta Angustia y Santo Entierro de Cristo, reconocerán dos años señalados en el camino de esta cofradía.
El primero es el año de 1.924, en el que realizara su última estación de penitencia, entendida esta como salida organizada por la cofradía y con la totalidad de su cuerpo procesional. Matizar que, en diferentes momentos posteriores, ya fuese por iniciativa del Ayuntamiento y después por la Agrupación de Cofradías, se organizarían diferentes procesiones del Santo Entierro utilizando, a veces, el trono de la Urna y la talla del Cristo del Carmen o el Cristo de San Agustín. Por tanto, de forma extraordinaria o independiente, sí hubo alguna salida procesional de los tronos de la Cofradía de la Soledad posterior a 1924.
La segunda fecha es el año 1.988, en el que se lleva a cabo la reorganización de la cofradía, volviendo a realizar su estación de penitencia, tal y como hoy la conocemos, junto a las demás cofradías antequeranas del Viernes Santo, circunstancia que supuso el hallazgo de un patrimonio histórico, para muchos desconocido y para otros olvidado, quedando admirados aquel Viernes Santo, 12 de abril de 1.988, cuando lo vieron dispuesto a salir de la iglesia del Carmen. Legado que había sido custodiado y conservado por la familia García Berdoy que, como veremos, serán los mecenas de la cofradía y de la iglesia del Carmen durante años. Un caso que no es exclusivo de la Soledad. Pues, por circunstancias históricas, familias destacadas en la sociedad antequerana han atesorado y gestionado un importante patrimonio cofrade. Tal vez lo más llamativo de la Cofradía de la Soledad fuese la conservación de todo el cuerpo procesional: desde los tronos y todos sus elementos, pasando por la ropa de campanillero de lujo, a las túnicas de los hermanacos y de los nazarenos, hasta los porta cirios, además de otros elementos cofrades. A lo que se añadiría un patrimonio documental notable, sin duda parte de lo que tuvo que ser un archivo histórico de relevancia.
De vuelta a las fechas, 1924-1988, son sesenta y cuatro años de no realizar estación de penitencia, período suficiente para la desaparición de cualquier institución. Probablemente exista la idea generalizada de que, al no procesionar, no hubo cofradía hasta su reorganización. Nada más lejos de la realidad. Pese a esta situación, la Cofradía de la Soledad continuó con su actividad, como constatan los documentos conservados en su archivo. De esta forma, en el período que va desde 1.841 destacarán, sobremanera, las figuras de José García Berdoy, su hijo José García Berdoy-Carrera, abuelo y padre de José García Berdoy Regel, que en 1988 posibilitaría la reorganización de la cofradía. Los dos primeros ejercieron como hermanos mayores desde finales del siglo XIX hasta 1985, en que falleció el segundo.
En líneas generales, podemos desechar la idea de quietud e inactividad en torno a la situación de esta cofradía en relación a la Semana Santa de Antequera, donde en períodos de dificultad para nuestra Semana Mayor, como fueron los años 30 y 40, siguió presentando actividad. Sin embargo, no se revela cuál fue la causa o causas por las que dejó de procesionar en los años veinte (1924). Es más, un año antes, en 1923, se celebró la procesión del Santo Entierro, tal y como se organizaban en la época. Esta salida estuvo presidida por la cofradía de la Soledad, formada por siete tronos que salieron de la iglesia del Carmen a las doce de la noche, acompañados por diversas parroquias, cofradías e instituciones municipales. La Soledad incorporó al desfile el paso de la Cruz Guía y la Urna del Santo Entierro y, como advocación de la Soledad, la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores. Con motivo de esta salida, a modo de anécdota, el hermano mayor de la Cofradía de la Soledad imprimió una hoja informativa, solicitando a todos los participantes orden, respeto y silencio en el desfile, documento conservado en el archivo.
