Trono de la Virgen de la Soledad

Las características que han distinto el trono de Virgen en Antequera del resto de las semanas santas son: verticalidad del trono, altura del palio con cajón rematado de crestería, ausencia de candelabros de cola, aunque no de candelabros traseros y ausencia de candelería de cera frontal, además de presencia de medialuna a los pies de la imagen. De esta manera, la Semana Santa de Antequera no convierte el trono de Virgen en una evolución de los tronos marianos renovados de la Semana Santa Andaluza del primer cuarto del pasado siglo XX, sino que mantiene la estética puramente antequerana, que se consolidó en la segunda mitad del siglo XIX, pero que conservó elementos consolidados y muy característicos, como las peanas, que le siguieron confiriendo un sabor y una estética única y distinta al resto.

El trono de la Virgen de la Soledad responde al esquema clásico de estilo antequerano, del que hoy es, junto con el de Ntra. Sra. de los Dolores, el máximo exponente. El paso de palio es un programa simbólico dedicado a la exaltación de María.

En relación al palio, pocos son los datos que actualmente disponemos sobre él, si bien podemos afirmar que los diez varales de palio son obra de Diego Huerta aunque los dos delanteros son posteriores junto a los nudos obra del orfebre cordobés Felipe Castillo Sánchez, fruto de su transformación decimonónica. Alguno de estos nudos fueron financiados de forma privada. Sirva de ejemplo este documento, un recibo (…) de la entrega, al sacristán, de 29 piezas de plata con sus correspondientes tuercas y tornillos, de las puntas del palio que están en depósito en esta, procedente del Sr. Romero Robledo.

La hechura del palio de cajón data de 1846 bordado en oro sobre terciopelo negro. Está compuesto de bambalinas exteriores e interiores, así como techo de palio. En sus bordados se siguen diseños de tradición barroca de gran efecto decorativo con altos relieves y minuciosos detalles. Destacan elementos de la pasión de Cristo en las bambalinas y un Ave María rodeado de estrellas en el techo. Cierta documentación conservada en los archivos históricos de la Cofradía nos permite conocer los materiales y el coste de su elaboración, además de los comisionados de la cofradía para llevar a cabo su propósito. Fueron los hermanos Antonio, Diego y Juan Manuel Rubio y Reina, que junto a Fco. Castilla, fabricante de bayetas de Antequera y cuñado de los citados anteriormente, mantenían estrecho contacto con la empresa sevillana Ramos Calonge, donde se adquirieron varios productos textiles, buscando lo mejor para su confección y así lo atestigua un extracto de esta carta del 12 de marzo de 1846 de dicha empresa: “(…) las 8 varas, bandas de oro fino que Vd. me pide, de un dedo de ancho que de lo mejor y más primoroso que pueda labrarse veremos de hacerlo a la mayor brevedad pues de este género de labor hay muy pocas mujeres que la hagan y siempre las tenemos ocupadas con encargos atrasados (…)”.

La peana piramidal de estilo rococó sobre la que se asienta la imagen, obra tallada y dorada en el año 1787 por el escultor Miguel María de Carvajal, hijo del afamado Andrés de Carvajal, que siguió los pasos de su padre en el muy arte noble de la talla y escultura. El dorado del triunfo y las bases de las barras de palio son obra del artífice Pedro Morganti Bayetini. Una marcada verticalidad domina el paso, reforzada por la frontalidad de la imagen, frente a la horizontalidad de otros pasos.

En cuanto al manto, bordado en oro fino, “cuya confección comenzó el 1 de octubre de 1841 y finalizó el 25 de marzo de 1842”, está integrado por elementos decorativos como espejuelos, espiguillas, lentejuelas y rematado en su contorno por encaje metálico de oro y fleco de canutillo con doble tirabuzón. Sabemos que el taller encargado de la confección del mismo fue el regentado por Josefa Medina, siendo la obra dirigida por el entonces hermano mayor de la cofradía D. Francisco Ramos Prieto.

Al respecto del estilo antequerano, cabe comentar que, entre los enseres conservados de la cofradía y, en concreto, enmarcado con motivos expositivos en su casa de hermandad, existe un techo de palio de dimensiones más reducidas que el actual, junto a los antiguos varales del siglo XVIII, obra del platero Joaquín de Lara, unidos a los inventarios y documentos conservados en el archivo, que nos indican que este estilo, tal y como lo conocemos hoy, es fruto de una reestructuración que tuvieron los pasos de palio en el XIX. Además del palio anterior, la cofradía conserva otros elementos del trono concebido primitivamente, incluyendo la peana o triunfo que en la actualidad soporta el grupo escultórico de la Quinta Angustia, otro de sus titulares, en su camarín.

CAMARERA

Doña Blanca García-Berdoy Cerezo

VESTIDOR

Don Antonio Bejarano Ruiz

HERMANO MAYOR DE INSIGNIA

Don Miguel Gálvez Guerrero

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